La definición es sencillamente abrumadora. Viendo una película en resolución FullHD, es realmente impresionante el nivel de definición y la limpieza de la imagen. Nada de “neblina”, nada de bordes púrpura, ni aberración cromática, ni flare, ni manchas de luz…
Y eso que el proyector está trabajando, por decirlo de alguna manera, al 25% de sus capacidades, puesto que en FullHD sólo tiene que mostrar una cuarta parte de los píxeles para los que realmente está preparado (4K).
Recordemos que el estándar 4K define un tamaño que es el doble de ancho y de alto que el FullHD, lo que resulta en el doble de resolución y el cuádruple de píxeles. Bueno, aquí habría que hablar de los dos estándares que podría denominar 4K (3.840 de ancho) y el UHD (4.160 de ancho), y en este caso me refiero al primero.
Y aquí no acaba la cosa, porque viendo cada escena y la intensidad y fidelidad con la que están reproducidos los colores consigue prácticamente dejarte knockeado. Sí, sé que con estas palabras seguramente parecerá que estoy exagerando, pero todos los que han pasado y lo han visto en directo han dicho exactamente lo mismo: absolutamente impresionante.
La guinda final vino cuando, después de unos días, al fin pude probarlo con una película en 4K real, para poner verdaderamente a prueba el W1700.
Tengo que comenzar diciendo que en lo relativo al 4K me parece que la industria lo está exagerando sobremanera y que en realidad la diferencia con un buen FullHD no es tan grande. Es un tema que da para hablar bastante y es algo que quiero hacer, pero en otro artículo.
Lo que sí quiero comentar es que hay películas y películas en 4K. Unas son reales y otras… digamos, falso 4K o, como dicen los anglosajones: fake 4K.
Las más habituales, desgraciadamente, son las fake 4K. Y, ¿qué es eso? Pues son versiones que se ruedan con cámaras 4K (a veces incluso 3K o menos), pero que luego se editan en 2K. Si, tal como suena. Básicamente casi se podría decir que son películas en FullHD que se interpola hasta 4K y así se vende. Tal como suena. Para colmo, los efectos especiales se renderizan también en 2K. Evidentemente, la película final no tiene el nivel de definición que se espera de ella, porque básicamente es una película 2K interpolada.
Y tú pensarás:
- pero ¿por qué? ¿qué sentido tiene eso?
- Pues… supongo que porque los cines funcionan a 2K, pero realmente no lo entiendo. Les lleva más o menos el mismo trabajo editar en 2K que en 4K…
Ya el año pasado, mientras probaba el monitor SW320 me percaté de ello. Visionando The Martian noté que en el propio SW320 se ve de maravilla gracias a su alta densidad de píxeles, pero al visionar un fotograma ampliado al 100% en el de 24”, se apreciaba claramente que le faltaba definición. Dio la casualidad de que justamente lo aprecié en imágenes de la nave espacial, que son parte de los fx (efectos especiales) y que resultaron estar renderizados en 2K, pero por lo visto las imágenes reales son verdaderamente 4K.
El caso es que para la prueba 4K con el BenQ me hice con Sicario, que según las críticas y la web realorfake4k.com dice ser 4K auténtico: rodaje, edición y fx. Pues, efectivamente, lo es. Vaya que si lo es…
Hay unos planos muy estáticos de la protagonista, quieta dentro de un coche (plano americano), por poner un ejemplo, en los que en la versión FullHD se le puede ver los poros de la piel claramente. Ya esto impresiona por el nivel de detalle. Pero con la versión 4K sobrepasa lo ‘impresionante’ para llegar a lo ‘alucinante’. No solo le pude apreciar el poro; se apreciaba ¡el vello de la piel!
Ahí es donde se nota la resolución 4K nativa, sin trucos, del W1700 y la película tipo Real 4K. Como decía, es difícil de describir con palabras, pero cuando ves una imagen tan grande y con tanta definición, es difícil que no te impresione.
Eso si, para llegar a apreciar semejante calidad, se tienen que cumplir varios requisitos:
- Que la pantalla sea suficientemente grande.
- Que estés muy cerca de ella.
- Que la película (o la fotografía) tenga resolución 4K real, sin trucos.
Los menús
Los menús están muy bien organizados y distribuidos. Además, el tamaño es grande, mucho más grande que la mayoría de menús de la competencia, que parece que estén haciendo una competición por ver quien lo hace más pequeño y abreviado. Con la cantidad de espacio disponible, nunca entendí porque la mayoría se empeñan en diseñarlo tan pequeño. Prácticamente todas las funciones que uno espera encontrar están ahí, y en el lugar donde esperas. Ah, y con el nombre que esperas ver, no con esas traducciones que parecen hechas por Tarzán. Mítico es el caso del escáner de “cama plana” para referirse al de sobremesa “flatbed scanner”.
Para que te hagas una idea del tamaño, aquí puedes verlo:
Además, el manual de instrucciones (en PDF) está muy bien explicado. Es breve y no dice obviedades, como todos nos hemos encontrado en múltiples ocasiones, ¿no? Cosas como que para explicar en detalle qué hace el modo de disparo Paisaje en una cámara te obsequia con un “para realizar espectaculares paisajes”. Olé. No miro a nadie, eh, Canon?
Por ejemplo, es muy típico que para explicar qué hace el brillo o el contraste, en el manual te encuentres que “sirve para regular el brillo/contraste”, pero no lo que hace en realidad, algo que es fundamental para el usuario avanzado. Aquí, por ejemplo te aclara que el brillo sirve para ajustar el nivel de negros y el contraste, el nivel de blancos. Hombre, por una vez lo encuentro bien explicado!
De hecho, ya casi no pierdo tiempo leyendo el menú porque después de leer tantas veces páginas y páginas de rollo inútil, opto por no leerlo, pero confieso que este me lo he leído.
Al abrir el menú encontramos 6 pestañas:
En el menú imagen están los controles principales para ajustarla. Lo primero es escoger un preset. Si buscas algo fiel al original sin complicarte la vida con calibraciones, el modo Cinema te gustará, porque viene bastante bien afinado. En mis pruebas ha resultado ser muy fiel, como verás más adelante.
Si vas a ver programas de TV (no películas o series), seguramente el Vivid TV te proporcionará ese extra de color, brillo y contraste que te gusta. Pero si eres de esos cinéfilos que disfrutan sabiendo que están viendo exactamente lo mismo que se vería en una buena sala de cine o, lo que es lo mismo, lo que el director de fotografía quiso que vieras, entonces el User y una buena calibración te encantará, porque con las herramientas adecuadas se puede dejar tan bien afinado que rivaliza sin problema con un buen cine.
Una vez ajustados los primeros parámetros (brillo, contraste, saturación, nitidez…) puedes pasar al avanzado, donde encontrarás la curva de gamma, la temperatura de color (mejor dicho, la calibración del punto blanco), la gestión completa del color (ajuste de los 6 primarios) y diversas funciones para aplicar algunas mejoras a la imagen.
Dentro de Gamma encontramos ajustes desde 1.8 hasta 2.6 y la posición “BenQ”, que debe ser algo entre 2.8 y 3 (no se especifica en el manual). En el propio manual explica que debe escogerse en función de la luz ambiental de la sala: a menor luz, más alta la gamma. El valor por defecto es de 2.2, que corresponde al estándar Rec709 y es casi igual al del sRGB.
Dentro de Temperatura de color en realidad se puede ajustar tanto la ganancia RGB (lo típico) pero también el llamado offset RGB (para regular la dominante de los negros). No se puede pedir más.
Continúa en la página 3…