Estando en Zaragoza impartiendo un curso de panorámicas para fotógrafos, me ofrecieron poder probar el respaldo más potente de la prestigiosa casa PhaseOne: el IQ180. La verdad es que no pude resistirme a probarlo durante un rato. De todos modos, sabiendo que la prueba consistiría sencillamente en tomar unas cuantas fotos con él durante un par de horas, se me ocurrió que podría hacer un experimento en el que compararlo con mi Nikon D7000. Algo así como David contra Goliat...


La idea

Pero, ¿cómo se puede comparar una réflex de 16 Mp con un monstruoso respaldo de 80 Mp? Bueno, está claro que en condiciones normales no se pueden comparar de ninguna manera, pero con escenas estáticas y usando la popular técnica de “stitching” (muy utilizada en fotografía panorámica), sí que se podría conseguir con la réflex un resultado comparable al del respaldo.
Para que veas rápidamente en qué consiste, he preparado un video:

 

Disparando

Pues bien, después de conversar durante un rato con el afortunado poseedor de semejante joya (el fotógrafo Jorge Fuembuena), le expliqué mi idea y nos preparamos para ir a fotografiar la basílica del Pilar de Zaragoza al atardecer.
Encontrar la ubicación fue relativamente sencillo, puesto que buscaba un punto de vista completamente frontal a la fachada y a cierta distancia, para poder luego examinar minuciosamente los detalles arquitectónicos, así que el encuadre escogido fue este:

Jorge montó su cámara y al poco rato empecé a hacer pruebas:

El trabajo consistió básicamente en adivinar qué focal necesitaba en mi D7000 para captar aproximadamente la sexta parte del encuadre de su PhaseOne.

 

 

De entre las diversas focales disponibles para la cámara de formato medio, preferí utilizar el objetivo de 55 mm (concretamente, el Schneider Kreuznach 55mm LS f/2.8 Leaf shutter, de obturador central), que vendría a ser equivalente a un 28mm para una réflex full-frame.

Partiendo de este dato, hice los cálculos para averiguar cuál sería la focal que tendría que utilizar en mi Nikon para captar aproximadamente cada una de las seis parcelas en las que dividiría la escena.
Rápidamente llegué a la conclusión de que la focal idónea sería de 45 mm, que sería parecido a utilizar un 70mm para full-frame (por el factor de recorte de 1,5 de las DX). Para ello utilicé mi objetivo favorito, el zoom Nikkor AF-S 17-55mm f/2.8 ED, un modelo de la gama alta.
Finalmente, monté mi rótula panorámica como si fuese a tomar una fotografía panorámica de 360º, pero esta vez utilizando el mencionado zoom en vez de mi habitual ojo de pez.
Finalmente, comenzó a oscurecer y a las siete de la tarde llegó el momento. En primer lugar, tomé la foto con el PhaseOne para ver claramente dónde estaban los límites del encuadre. Mi intención era tomar la foto en la “hora H”, justo cuando se mezclan las luces de la ciudad con los últimos rayos de sol, produciendo esa magia de azules y ámbares tan llamativa.

Utilicé la mínima sensibilidad y, por supuesto, todos los ajustes a mi alcance para conseguir una captura de la máxima calidad: revisión de enfoque al 100%, disparo retardado y formato RAW (en los respaldos PhaseOne es el formato IIQ).

 

 
 

 

01 02

 

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