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El problema de cambio de color es uno de los más angustiosos para muchos fotógrafos. Al ver como cambian drásticamente los colores de una imagen al imprimirse, puede llevar a más de uno a retocar durante horas para tratar de solucionar el problema, y casi siempre sin solución.
Pero la gestión de color es una herramienta potente que puede resolver el problema fácilmente. Eso sí, requiere aprender ciertas reglas al usar perfiles y, sobre todo, partir de la premisa importantísima de tener el monitor perfectamente calibrado.
Con este tutorial aprenderás a usar el perfil de color del laboratorio para preparar tus imagenes para la impresión y a previsualizar cómo van a quedar realmente.
Como técnico de gestión de color en EGM Laboratoris Color, voy a tratar de aportar algo de luz en este complejo mundo de la gestión del color en la impresión.

Al imprimir fotos es un problema muy común ver que los colores cambian mucho. Es algo normal si no se usa la gestión del color.
Otro problema similar es el que uno se encuentra al llevar fotos a imprimir a un laboratorio poco profesional (la mayoría). Y es cuando uno se percata de que, de lo que se veía en pantalla a los colores de la copia, hay un cambio importante. Eso ocurre si no usa adecuadamente el perfil de color de salida (o ni siquiera se tiene).

Veámoslo con un ejemplo. En éste se muestra una de las típicas imágenes que algunos laboratorios tienen y ceden a sus clientes para que éstos comprueben lo que se ve en pantalla y lo que se entrega en laboratorio:


Pulsa en la parte izquierda sobre la pantalla (sobre la printer) para ver el cambio de colores que se produce al pasar de la pantalla al papel.

Es bien apreciable cómo cambian notablemente la mayoría de colores así como la gama de grises, que también sufre ligeras modificaciones. Sobresalen los cambios en el cián y en el verde.
En fotografías con una gama de color normal no se notará un cambio tan fuerte, como es de esperar, pero no están exentas en absoluto de este problema. Cuanta más gama de color tenga la imagen, mayor será el cambio.

 

La gestión de color

Te preguntarás porqué pasa esto. La respuesta es sencilla: los dispositivos digitales (monitores, escáneres, printers,...) tienen unas limitaciones concretas e individuales en cuanto a la gama de colores que pueden reproducir y en la forma en que lo hacen.
Esto provoca que cada uno interprete los colores a su manera. La misma imagen -con los mismos valores RGB en los píxeles- va a resultar en una representación diferente, por ejemplo, con verdes más vivos en pantalla y más oscuros en papel.

Con un ejemplo quedará más claro: imagina que contratas a un pintor que te pinte de color crema la pared. Viene con dos botes de la marca "Tritanlux": uno blanco y uno naranja. Hace una mezcla con el 90% de blanco y un 10% de naranja y comienza a pintar, pero al rato se le acaba la pintura. Al día siguiente vuelve con otros dos botes blanco y naranja, pero esta vez de la marca "Fruguera". Hace la misma mezcla y al pintar ve que... ¡el color ha cambiado! Era de esperar, porque al haber cambiado de tintas el hecho de mantener las mismas cantidades, garantiza... que el color va a cambiar, lo cual es completamente lógico.

¿Que tendría que hacer este pintor para conseguir el mismo color? Buscar otra mezcla diferente capaz de conseguirlo. Esa podría ser, por ejemplo, un 85%-15% para la pintura "Fruguera". Es decir, que cambiando las cantidades al usar otras tintas se puede conseguir el mismo resultado o muy similar.
Bien, ahora cambiemos las pinturas por impresoras o printers, los porcentajes de tinta por valores numéricos en los píxeles y tendremos el problema del cambio de color en el ámbito digital.

La solución es la gestión de color, que permite definir el color de forma independiente de los dispositivos y de la apreciación de las personas. Lo que se busca es cambiar los valores RGB cuando una imagen va a enviarse a un dispositivo para adaptarla a su forma de imprimir. Eso no va a conseguir que los colores no cambien, pero sí que estén bajo control y, lo que es más importante, que antes de la impresión se puedan preveer.

Este tutorial no pretende explicar detalladamente la gestión de color, que sería demasiado complejo, sino exponer la necesidad de utilizarla y el procedimiento concreto para las impresiones.

 

Los perfiles de color

Aquí es donde los perfiles de color entran en juego, porque constituyen la manera más eficiente de traspasar la imagen de un dispositivo a otro sin tener que perder tiempo, que encima puede resultar inútil, haciendo ajustes en la imagen cada vez.
Explicar qué son exactamente y cuál es la forma más correcta de utilizarlos en cada uno de los casos que nos podemos encontrar excede totalmente del cometido de este tutorial, pero si quieres profundizar en el tema, puedes encontrar información en alguno de los libros disponibles.
Los perfiles de color o perfiles ICC describen la gama de colores que un dispositivo puede mostrar o imprimir, habitualmente en el mapa de color CIE LAB. Dicho de otra manera: describen los colores con los que trabaja cada dispositivo en términos absolutos (es decir, independientemente de quien lo mire).

Para poder disfrutar de las bondades de la gestión de color al imprimir es necesario poseer -al menos- dos perfiles: el de la imagen y el del dispositivo de impresión.

Si tienes el perfil de color del laboratorio, podrás tanto previsualizar el resultado antes de tenerlo, como asegurar que el resultado será lo más exacto posible a como lo veas en el monitor (si lo tienes bien calibrado, claro está).

Hay que aclarar un aspecto importante: los laboratorios profesionales suelen tener varias máquinas y, salvo que lo preguntes o lo especifiques al pedir una copia, no podrás conocer de antemano con qué máquina se va a imprimir y con qué papel (brillo, mate,...).
Por ello, debes solicitar el perfil específico (y/o descargarlo). Por otra parte, la elección de un acabado concreto (brillo, mate) no tiene porqué implicar cambios de color ni de perfil, pero requiere contactar con el laboratorio para saber cuándo estará disponible cada tipo de papel. Estos últimos factores pueden simplificar el uso de perfiles.

En el laboratorio EGM creamos nuestros propios perfiles de color utilizando herramientas y software de alta precisión que han demostrado su alta calidad en el laboratorio de control de calidad propio y hemos podido comprobar en repetidas ocasiones. Todo lo que aquí afirmo ha sido comprobado reiteradamente y se han hecho docenas de comprobaciones y experimentos para mejorar nuestro control sobre la gestión de color.

Creamos todos nuestros perfiles con un cuidado extremo y usando las mejores herramientas del mercado, como el Spectroscan/T de GretagMacbeth, EyeOne iO o el software ProfileMaker 5.
Asimismo, renovamos nuestros perfiles periódicamente para asegurarnos que siguen funcionando con el mismo nivel de precisión. El intervalo varía en función de la máquina, de forma que la que menos variaciones sufre a lo largo de los días y semanas es la que ve renovado su perfil con menor frecuencia.

 

Recomendaciones importantes

Es fundamental tener el monitor correctamente calibrado con la ayuda de un calibrador. No tener el monitor calibrado no afecta a la impresión (es decir, que no provocará que quede peor impreso), pero no podrás previsualizar en pantalla fielmente el resultado.


EyeOne Display2 de GretagMacbeth

Esto quiere decir que todo lo que se va a explicar a continuación funciona perfectamente si tienes este requisito cumplido. No tenerlo no significa -en absoluto- que no se pueda seguir este texto, pero sí que, en un caso real, al trabajar con fotografías, habrá que tener en cuenta que no se pueden esperar buenos resultados en base a una pantalla que no muestra realmente el color de las fotografías, sino cómo lo interpreta en ese caso particular (que puede diferir enormemente del color real).

Para más información sobre la calibración del monitor, consulta mi curso de calibración del monitor o mi libro CALIBRAR EL MONITOR.

 
 

 

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